Pruebo distraer la mente, inducir
pensamientos diferentes, más tranquilos, antes era muy sencillo. Sin embargo,
por más que lo intento, no consigo separarme de mi actual realidad, aquella que todas los noches desde entonces, me mantiene en constante estado de vigilia. Ya no pienso en lo que tengo
que hacer mañana, en el trabajo, en los amigos o en la gran cantidad de
implicaciones que conlleva el diario vivir. No, solo pienso en ella y su
promesa de respuestas. Es increíble, he probado el prólogo de lo absoluto, pero
a pesar de ello no me siento diferente, solo me acosa esta maldita ansiedad.
Así es cada noche, hasta que sale el sol.
Conocimiento, necesidad innata de
los seres humanos, a eso se resume todo. Desde el umbral de las épocas el
individuo ha indagado todo cuanto le rodea. El porqué del macro cosmos, el
sentido de la vida, el más allá, Dios. En la mayoría de los casos, el resultado
de la reflexión no es otro que la concepción del absurdo de la vida,
ahogándonos sin piedad en el vacío existencial. Siempre he pensado que de hecho
la vida no es otra cosa que un mal chiste, una jodida broma para el
entretenimiento de entidades supremas. Sin embargo, y como es de irónica la
vida, a pesar de aceptar resignado esa premisa, guie a todos mis pacientes limitados
en su “voluntad de sentido”, a
trascender su situación hacia una razón de ser de su vida.
Enciendo la lámpara de la mesa de
noche, doy una ojeada a mis brazos, las heridas ya han cicatrizado por completo
y efectivamente he quedado “marcado"
En este punto no puedo permitirme
dudar. Echo un vistazo rápido al reloj, son las cuatro y treinta y uno, ¿un
minuto? ¿Solo ha pasado un jodido minuto? , apago la lámpara, me recuesto,
cierro los ojos, me relajo un poco, el
flujo de pensamientos disminuye su fuerza, una palabra viene a mi mente: “Sophia”.
Resulta en vano, no puedo dormir. Es curioso, soy torturado por un trastorno
que entiendo perfectamente y que ayudo a mis pacientes a prevenir, conozco sus
causas y riesgos. Sin embargo, desde entonces me tortura todas las noches. Siempre
acostado aquí, pensando y pensando en la oscuridad, ya no soy el mismo. Un
fuerte grito de impotencia y el reloj impacta contra la pared lanzando
fragmentos de su maquinaria por todos lados.
No debería de tener dudas, ¿Arrepentimiento?
Mi vida aunque llena de problemas como la de cualquier otro, era entretenida,
probablemente una mentira constante, pero entretenida. Antes los días se me
pasaban entre fantasías, buscando escapar de la aburrida realidad, ahora estoy
en un punto sin retorno, lo que creía fantasía resulto ser realidad.
Las lágrimas brotan de mis ojos y
caen por mis mejillas. Me levanto de golpe, una vez más grito desesperadamente
y en la lobreguez de mi habitación, la ira se apodera de mí, en un frenesí de
destrucción.
- Mierda, ¿Qué estoy haciendo?
Agotado y con mi habitación arruinada,
regreso a la cama.
- Ya no soy normal. Algo malo dentro de mi crece. Maldita,
maldita, “Sophia”
Cada vez que cierro los ojos, la
veo y siempre la estoy escuchando una y otra vez, las mismas jodidas palabras:
“Dentro de cada quien habita el poder más grande que pueda existir, un poder absoluto
que rompe y trasciende todas las dimensiones conocidas. Todo ser posee dentro
de sí una parte del “Increado” busca dentro de ti mismo y liberar ese poder”
Aquel que es el motor de todo y
habita en cada ser viviente, “el increado”, una estructura compleja, universal
y real. ¿Real? Mis pensamientos se ven interrumpidos, realmente percibo que
despierto de un largo y mal sueño. El sol se asoma sobre el horizonte, comienza
un nuevo día. La noche anterior ha muerto y con ella poco a poco todos los
pensamientos y frustraciones, me amparo en el regazo del sol, en su energía y
calor. Soy normal de nuevo.
Saboreo mi desayuno en una banca
del parque, es un día hermoso, excelente clima, como quisiera no tener que
regresar a casa y alistarme para trabajar. Pienso en mis pacientes, cada uno de
ellos con sus problemas, cada quien con su propio vacío existencial. Un mismo
elemento, solo que percibido de forma diferente. En otras palabras una realidad
subjetiva. Me estiro un poco y regreso a casa pensando en las responsabilidades
del día.
Abruptamente abro los ojos, sigo en la cama y aun es de noche
- ¿Pero
qué? ¿Cómo? Oh mierda, ¿Soñaba?
“Hola cariño”
¡Esa voz!, el terror se apodera
de mí. Me enfoco en las heridas de mis manos, levanto la mirada y desprendiendo
luz propia, allí esta ella.
-¡Sophia!
Epilogo
Es imposible mantener esclavizada
a la naturaleza humana, ahora lo comprendo, finalmente estoy con ella, más
próximo al “Increado” y a la vieja sabiduría. Elevar nuestro espíritu y no ver
los límites de esta dimensión, ese el fin último en la búsqueda de la
perfección, el deseo de conocimiento y libertad finalmente vence todas las
ataduras.
En una habitación destrozada y manchada de sangre, un consternado inspector de la
policía lee las ultimas palabras de un suicida.
- ¿Señor? - le pregunta su subordinado.
-Sophia, "Aquella que posee la sabiduría", otra vez.
Nota Aclaratoria: Con acontecimiento del Sexto Concurso Nacional de Cuento RCN & Ministerio de Educación Nacional decidí participar con este breve relato que antes había publicado en el Blog. Bien es cierto que, no es mi mejor escrito, pero era el mas completo y menos soez que tenia a la mano. Naturalmente se le hicieron las respectivas mejoras aprovechando el "Feed back" que me dieron en su momento, ofreciendo un mejor desarrollo, tono y narración. Es por ello que estrenando la nueva sección "Escritos", Sophia esta de regreso en el Blog, una historia que data de mi adolescencia donde hago alusión a la concepción del absurdo de la vida y la duda de nuestra propia existencia. Pues supone de forma latente, la pregunta acerca del sustrato de la existencia y la existencia de la verdad absoluta fuera de la percepción del ser limitado por la figura de un creador que controla todas las "ideas" que, según parece, serían únicamente reservadas a entidades supremas.
Nuevamente les agradezco los comentarios, opiniones, dudas, sugerencias, etc...
La subjetividad marcada del relato y las elucubraciones existenciales del personaje me han parecido realmente verídicas y creíbles, ya que todos nos hemos preguntado alguna vez esas cosas.
ResponderEliminarEs verdad que esos son pensamientos en los que muchos no queremos profundizar, pero descubrir el sentido de la existencia humana es, junto con el misterio del destino de la muerte, uno de los mayores dilemas del hombre hasta la fecha (y algo me dice que seguirá siendo así).
El personaje parece haber caído en una especie de depresión causada por no encontrarle sentido a su vida, lo que creo que explicaría la ansiedad, el insomnio y ese frenesí de pensamientos que le pasan por la cabeza, ¿o me equivoco?
Solo tengo una duda: ¿Evoca en esa Sophia toda su existencia en un intento por no llegar a lo inevitable, o es ella la excusa que le impulsa a suicidarse?
Por lo demás, muy bueno el relato (espero que te den el premio) y genial la idea de hacer que quien padeciera el trastorno fuera alguien que en teoría resuelve casos similares.
Espero otro pronto :3.
La verdad es que doy libertad al lector a la hora de interpretar a "Sophia".
EliminarSin embargo, existe una certeza. No se trata de un caso aislado de locura a causa de una profunda depresión, las ultimas palabras del inspector dejan en claro que "Sophia" a tomado una victima mas...en un principio quería dejar el asunto a la psicología, pero al final decidí irme por lo sobrenatural, quise que Sophia fuera "real"...
De las reflexiones del protagonista se infiere que la única forma de llegar a la verdad absoluta es a travez del "Increado" pero para llegar a el hay que transcender la realidad subjetiva...de esta premisa y la lógica general de las promesas de Sophia, yo propongo 2 finales...
Final bueno: La premisa anterior y lo escrito en la carta del suicida son verdad. El protagonista ha alcanzado una existencia superior y divina uniéndose al "Increado" a travez de Sophia, al igual que los otros escogidos..
Final malo: La premisa de base es un engaño de Sophia aprovechando las dudas existencialista del protagonista. En esta versión se puede entender a Sophia como una entidad metafísica que se alimenta de la esencia vital de los seres humanos. Es incapaz de dañar directamente, así que busca victimas que puedan ser sugestionadas para perder sus convicciones de vida y cometer suicidio. El futuro del protagonista en esta versión no es otro que la muerte.
En todo caso Sophia sigue siendo un escrito abierto, interesado mas en ofrecer una experiencia y retomar la pregunta acerca del sustrato de la existencia y la posibilidad de la verdad absoluta...